La cosecha concluyó esta semana luego de la labor de trillado de más de 67 mil hectáreas. Además, se relevó un incremento en la superficie de siembra del orden del 18,6% en comparación con el 2020 Con la trilla de 67.500 hectáreas de grano comercial y un rendimiento promedio de 34 quintales por hectárea, la cosecha de sorgo granífero finalizó esta semana tanto en el centro como en el norte de la provincia de Santa Fe. El total de la producción fue de 229.510 toneladas.
Además, hubo un crecimiento del 18,6% en la siembra respecto del año anterior. La información se halla en el informe semanal del agro confeccionado por el Ministerio de Producción de la provincia y la Bolsa de Comercio de Santa Fe. Por otro lado, en el mismo se señala que "el sorgo granífero inició su campaña bajo un escenario renovado, distinto al histórico, teniendo otro valor comercial y una mayor demanda internacional".
Sin embargo, se destacó como dato que, "las condiciones climáticas no acompañaron el desarrollo del cereal y las expectativas que se pusieron en los últimos resultados", con sorgales atacados "por la presencia de una gran población de pulgón amarillo o pulgón de la caña de azúcar".
Además, en cuanto a los problemas climáticos, la humedad en el ambiente sobre el final del ciclo, ralentizaron la finalización de la recolección. En este sentido, en el informe se releva una incertidumbre sobre ese cultivo para la próxima campaña.
Por otro lado, respecto del “maíz tardío” o el también llamado “maíz de segunda”, logró cosecharse el 51 por ciento del total sembrado. El rendimiento promedio registró estabilidad por lo que osciló entre mínimos de 55 a 60 quintales por hectárea y máximos de entre 85 y 95 quintales, con lotes puntuales de entre 100 y 110 quintales.
En cuanto a los resultados de la labor agraria, se precisa en el informe que los maizales visibilizaron un despliegue importante al consolidar su potencial genético. Consecuentemente también se determinó que existió una óptima condición ambiental desde el inicio del ciclo ya que convivió con un contexto que no presentó inconvenientes mayores respecto a lo sanitario. Sin embargo, debido al quiebre de las cañas, se visibilizó la pérdida de plantas.
